Se está poniendo la cosa cada vez más interesante. Ahora, con las vacunas en lontananza, la gente empieza a posicionarse. En este país, como siempre, se genera esa polarización absurda y criminal entre sí y no.
Tengo mi opinión al respecto: las vacunas han salvado millones de vidas. Pero éstas están desarrolladas con demasiada premura. Acabo de leer el prospecto de la de Pfizer BioNTech. No me gusta.
Pero claro, la gente está entrando en pánico y se dejaría inyectar lo que les dijeran con tal de salvar su vida, incluso ADN de platelminto. Y entre toda esa gente, hay quien proclama que la vacuna debe ser obligatoria. Craso error. Pero...ser bióloga tiene algunas ventajas. Como por ejemplo, conocer la manera de neutralizar los elementos que componen la vacuna de ARN mensajero una vez inyectada. No lo expondré públicamente porque el ministro Illa ya ha dicho que el que diga cosas feas de las vacunas será cunetizado, pero que sepáis que hay forma y manera.
Sólo para irreductibles.
2 comentarios:
Yo tampoco soy una antivacunas, pero ante una enfermedad tan poco conocida para la cual se está ensayando con la población contrarreloj, sólo da para pensar en los beneficios que se están llevando empresas que son más fuertes que países. Yo no soy bióloga pero soy socióloga y me espanta este tufo a distopía que flota en el ambiente. Que se juegue con que quizá nos vayan a obligar a ponernos algo así me repatea, tanto como los nuevos países que se acabarán llamando Coca-cola presenta: Guatemala o Bayer's ses illes Balears.
Cierto. Es que sobrevuela algo...hoy mismo he consultado datos de positivos en cribajes masivos estos y días en Catalunya: 1%. ¿Es el fin de Coronita?
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