El lugar es de cuento de hadas. Si no sabes dónde está, no la ves. Por una extraña casualidad, muy cerca del senderillo que llega a la cueva había una familia limpiando los alrededores de su maset y nos han dado razón del rumbo.
La Cova Foradada impresiona. El abrigo aloja un aljub, una pared que forma una capillita natural, un habitáculo con chimenea, comedero para el burrito, comedor con mesa para humanos, y un oficio vaginal en el techo, como no podía ser de otra manera en los santuarios de Gaia.
El Guardián del lugar es un cíclope muy amable, aunque serio.
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