Benita era una señora viejecita que vivía con su marido el Co Josep en un mas de la Comanegra, en el valle de Costumà cercano al balneario de Cardó en Benifallet (Baix Ebre). Eran payeses.
En un tiempo en que escaseaba el agua por la sequía, un vecino fue a pedirles un cántaro de agua. Pero Benita no se lo quiso dar. Así que el vecino, que tenía algún trato con lo Oscuro, les envió un enorme gato negro de seis palmos de largo. El gato entró en el pajar por la gatera y allí se quedó, haciendo maldades. El marido intentó por todos los medios darle caza hasta que el gato, un buen día, escapó saltando por la ventana. Y Benita, que era de naturaleza miedosa, quedó embrujada.
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