Desde las estribaciones de la serra de Gorraptes se ve, recortada en el horizonte, la silueta dels Ports. Una montaña destaca, cónica: es el pico de Santa Bàrbara. En su regazo está el convento franciscano de Nostra Senyora dels Àngels. El santo varón Salvador d'Horta vivió allí durante doce años haciendo milagros y curaciones varias.
En tiempos, Horta era encomienda del Temple. Fortificando el pueblo, al construir la muralla el Maestre encontró la imagen de la Virgen. Así que decidieron edificar un convento. Pero ¿dónde?
Se salió de dudas mediante un curioso procedimiento.
En la obra trabajaban dos gigantes que hicieron una apuesta: tirarían cada uno una piedra y quien llegara más lejos escogería el lugar donde se construiría el convento.
Se dice que los gigantes están enterrados en el porche del edificio. Y que si las mujeres embarazadas frotan sus vestidos en la piedra, sus hijos tendrán la fuerza de un gigante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario