Luego tenemos el tema de los viejos de excursión. El mayor deseo de las ancianidades es meterse todos embutidos en un autocar y viajar hasta la otra punta de la Península. Llegar al destino supone hincharse a comer, ponerse morado de botillo leonés, eructar sonoramente y volver al autocar para regresar con la variante leonesa en las mucosas nasales. A expandirla como si no hubiera un mañana, a estornudo limpio. Ellos entran en las tiendas y en los baretos pero eres tú, que no te has movido de tu monte, quien se lo puede "pegar". Tú o los novak, que ellos, los buenos, ya llevan 5 dosis y son inmunes. Y más que les echen. Sí a todo, que lo dice la Melero en TV3.
Almas de cántaro...
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