Desde el siglo XIV, la Font del Pou no se ha secado jamás. Ha atravesado avatares problemáticos y ha salido indemne de la sequías insidiosas. Vamos a verla y sale un hilillo de agua, que el sistema de recogida en cisternas y en balsas se cuida bien de acumular desde esos tiempos tan lejanos. Esperemos que siga sobreviviendo y no tengamos que ser nosotros quienes dejemos constancia de un hecho excepcional.
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