Pues nos hemos salvado de la calorada que preveia la meteorología apocalíptica que se ha instalado en Occidente para estos días gracias a una marinada fresca inesperada. Y ahora llueve con alegría. Esperemos que dure el chubasco, porque no hay hierba, está todo seco. Da pena, de verdad. Pero esta lluvia es bálsamo refrescante para nuestras almas, mentes y cuerpos.
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