Venían los moros. Los pocos habitantes de Novillas decidieron pirarse a Tauste, donde estarían más a resguardo. Pero se dejaron la imagen de la virgen en la iglesia. Enterados los de Mallén, fueron 24 valientes capitaneados por el cura y rescataron la imagen. En Mallén la escondieron hasta que los moros se fueran, cosa que tardó unos 400 años hasta que Alfonso I el Batallador venció a la morisma. Entonces, los de Mallén desenterraron la imagen, pero como Novillas era un despoblado, la pusieron en su iglesia, donde se venera cada 8 de septiembre.
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