El nombre tiene historia.
Resulta que al padre de las criaturas le llamamos Logan, porque es un escapista de primera y sale y entra de la jaula como quiere. En honor a aquella mítica serie de televisión sobre las aventuras y desventuras de este hombrecillo en un mundo ideal pero raro de narices -La fuga de Logan-, el hamster ruso se llama Logan. Así pues, sus hijos son logansitos. Tres pequeños seres de aspecto inquietantemente embrionario, y que no paran de mover manos y pies como muñequitos animados. Ahora se les empiezan a distinguir lo que serán los ojos.
2 comentarios:
ainsss qué cositas..
Veo yo que tardan en crecer. Así sin pelillo dan yuyu.
Publicar un comentario