Es de todos conocido que los vascos tienden a la combustión espontánea y que por donde ellos pasan suelen arder de manera inesperada autobuses, contenedores y demás mobiliario urbano. Aprovechamos esta circunstancia para encargar a nuestro megapibón que gestione la quema de residuos vegetales procedentes de la poda. El resultado, totalmente satisfactorio, ha dejado sin embargo algunos daños colaterales como agujeros de quemaduras en la ropa y pestañas y flequillos algo chamuscados. Nada irreparable para un norteño de pelo en pecho...pero mucho pelo en pecho.
2 comentarios:
Que somarda eres maña...Me vas a hacer saltar las grapas. Como no aflojes, te voy a dejar durante los próximos quince días por prescripción facultativa.
Aquí no se puede aflojar maño...es como el Lute, camina o revienta...
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