El sol de noviembre es acariciante. Aunque falla el tema de las moscas: no se han ido para Sant Narcís como afirma la tradición. Falla tanto la pobre...a pesar de ellas y su empalagoso afán de chupar lagrimales y meterse en la boca, se está bien tomando el sol. Da ese tono dorado a la piel que tanto añoran los urbanitas. Mofletes colorados. Da sombras alargadas y matices ambarinos y cobrizos este sol que circula tan al sur de su eclíptica. Sol Invictus. Volverás a tostarnos. Pero así estás cariñoso y suave y hasta juguetón cuando te escondes tras las nubes. Entonces hace frío: un poco sólo por eso.
Cuanto más sol de otoño toméis, tanto mejor. Sintetizaréis más vitamina D y más serotonina. Menos pastillas y más patillas (para caminar).
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