Efectivamente, nos insisten los lugareños y otras fuentes de información tipo Oráculo de Delfos en que las patatas deben plantarse en luna menguante. Ya hicimos caso de las arcanas sabiduridas y la tierra se labró con el cambio de luna. Pues nada, al pie de la letra seguimos las indicaciones y como hay que plantar con luna menguante, pues de noche será mejor, ¿no?, cuando Selene nos obsequia con su presencia en el firmamento estrellado.
Bueno, bromas aparte, no somos tan garrulismos y no, no fuimos a plantar las patatas de noche a la luna de La Palma para que los tubérculos recibieran sus mágicos influjos, sino que nos pilló el ocaso en plena faena, y no íbamos a dejarlas descubiertas. Aquí Mikel usando el rastrillo para realizar tal labor, eso sí, a tientas porque ya no se veía nada. Entramos ya de lleno en esa costumbre rural, tan criticada por mi al principio, de trabajar fuera de horas. Pensaba yo que era debido mayormente a codicia agraria o a locura nada transitoria de los habitantes del terruño, pero veo que es fiebre que entra en la sangre: la tierra-la tierra nos llama, y esa llamada es un veneno que nos cala en la piel, sangre y sagradas formas.
2 comentarios:
Esto del calendario lunar para siembras me tiene loca. Gracias por el dato. :)
Bona collita (Futura).
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