Bovera tiene un paseo. Y a eso vamos. Y siempre se descubre algo que antes no se ha visto. Esta vez en la iglesia, en la pared que corresponde a la puerta románica. Un rostro baphomético tirando a Cara de Bélmez que sorprende por inesperado: nos ha arrancado un grito sorpresivo. Está enmarcado por un arco de piedra abovedado. El orificio que hace de boca es profundo. Y la iglesia tiene más misterios...
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