Dicen los lugareños que el trabajo en piedra seca dignifica al ser humano, y que las personas que se dedican a ello son honradas, firmes y secas como sus tierras, mientras que más al norte, con más bonanza y fertilidad, se gestan caracteres tendentes a la inactividad, el bareteo y el vicio, en definitiva. La frontera de esta adusta nobleza la sitúan Urgell arriba.
En todo caso, pienso yo que tampoco es necesario empecinarse en demostrar la bondad de raza hasta el punto de contruir a piedra viva estos zigurats formados por múltiples pisos de mastabas. Eso sí, estos contrafuertes hacen que el peso de la estructura se reparta equilibrada y armoniosamente, dando a la cabaña una longevidad legendaria.
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