Y al tercer año refloreció. Es el caso de mi querida Phalaenopsis, una orquídea bellísima que he conseguido cultivar con éxito en el entorno sisquellano. En interior, por supuesto.
Es muy notoria la innegable semejanza de esta suntuosa flor con la disposición de los genitales externos femeninos. Por eso el cultivo de orquídeas tiene cierto plus tiernamente morboso. Secretan además los tallos florales un líquido traslúcido, denso y gomoso que reitera la similitud llevada al éxtasis.
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