Otra inquietante constatación respecto a ir acumulando años es que en un momento dado, el ser humano deja de vivir en el presente para pasar a vivir en una rememoración continua de su pasado. Es por ello que resulta sumamente peligroso dar conversación a los ancianitos: de forma recurrente pasarán a explicarte toda su vida. Pero toda. Tumores varios incluidos.
Esto es sumamente descorazonador: ¿cuándo y por qué el humano entra en esta fase de la vida en que vive de lo que fue? Resulta un misterio para mi. Y en todo caso, es sumamente triste ver cómo alguien solamente vive ya de recuerdos. Ya nunca de lo que es.
Muchas y grandes cosas he tenido ocasión de pensar en estos días de ingreso hospitalario: desasosegantes todas. Ninguna respuesta: ni túneles con luz al fondo, ni mi alma viendo mi cuerpo desde el techo del quirófano ni señores inefables dándome una señal.
Inquietante.
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