Esta historia se contaba en Vilalba dels Arcs como un cuento infantil.
Antaño, estas tierras eran ricas en fauna, y había lobos. Dicen que los lobos de esta zona eran negros y marrones, con largos colmillos y con la cola muy peluda. El de Vilalba era un poco tonto, de manera que otros animales lo engañaba con facilidad: mamás jabalíes, lagartijas y burritos acababan siempre tomándole el pelo. Sus aventuras son muy divertidas y se extienden hasta La Fatarella. Las contaba Martí Vidal Ferrer, un abuelito de Vilalba, y a él se las había contado su abuela.
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