Estoy contenta porque, además de cuidar a Gala con la artemisia y de dársela a algunos fabricantes de cerveza artesana, los excedentes de la planta se están expandiendo por el mundo para ayudar a tratar estas enfermedades que tienen mal pronóstico. La gente sabe que la cultivamos con cariño. Gala la vigila, siempre con su sonrisa.
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