La hacendera es una forma de organización en la que los habitantes de los pueblos se reúnen para hacer trabajos en común por el bien de todos. Estas figuras de organización se han perdido porque la gente ha delegado toda la gestión en la administración. Craso error, porque los recursos que ésta recauda suelen ser, en nuestros tiempos, absorbidos por la vorágine de la codicia de los políticos para su beneficio y no revierten en el pueblo. En el caso de los incendios, la gente de la montaña leonesa se ha organizado en hacendera para hacer cortafuegos y salvar sus viviendas y su modo de vida. Se han saltado olímpicamente las órdenes de desalojo y se han quedado en su pueblo. Esto pone muy nerviosas a las autoridades, que ven cómo se les desmanda el redil, desoyen a los policías y no piden el sacrosanto permiso de desbroce.
Lusio, quemado
La figura que hay que recuperar es el comunal. El comunal es tierra que, por no ser de nadie, es de todos. Todos tienen derecho a ella sin ser suya. Pastos para el ganado, bosques para leña, setas y demás recursos forestales, todo es repartido. Incluso se subían en verano los rebaños de todas las casas, reunidos en la plaza, y según el número de animales de cada casa, tantos días se tenía que subir al monte con ellos. Solían ascender los zagales, que así crecían fuertes.
Ya se está luchando por la recuperación del comunal, que, por supuesto, eriza los vellos púbicos de las autoridades feudales, que ven cómo se les escapan sus vasallos sin pedirles ni audiencia ni permiso para vivir sus vidas. En Soria, otra tierra olvidada, gestionan así sus bosques, incluso haciendo turnos de vigilancia para custodiar el tesoro natural de esas comarcas.
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