Sí, diría que hace un calor algo desbocado. Te asomas al mundo y sólo se ve el infierno. Así que me sumerjo en las frescas aguas de las plantas y los jardines que con ellas se pueden diseñar. Vuelvo a leer mis revistas de jardinería, absorbo la fresca sombra de las frondas de los helechos, los colores de los arces en otoño, las flores que son divinas pues sólo necesitan para vivir agua, sol y tierra.
Un mundo bello vive dentro de mí.
Porque fuera es el horror.
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