Parece que volvemos a los tiempos de Franco, cuando pagaban unos centimillos por matar ardillas y otras "alimañas". Cualquier cosa que respirase debía ser exterminada: que sólo quedaran los humanoides y sus cultivos (todos sulfatados, por supuesto).
La pela es la pela y se tira a diestro y siniestro, de manera que la Generalitat ordena disparar a todo lo que se mueva y luego ya si acaso se preguntaría. Así que de toda la matanza de jabalís que han hecho en Collserola, no hay ninguno aparte de los primeros que haya dado positivo por la peste. ¿Causa de la muerte? Las autoridades callan como tumbas (nunca mejor dicho) y no saben qué está pasando, bocadillos de embutido de camionero aparte.
Sin duda, esto es un caso para Hércules Poircot.

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