Vaya, está uno unos días sin pasar por el huerto y va y se encuentra esto: un calabacín del tamaño de un zeppelín, sí, de aquellos de la Segunda Guerra Mundial: el Hindenburg, glorioso él. Este, aunque seguramente podría aprovecharse para hacer puré, se lo vamos a dar troceado a las cabras. Les gusta mucho.
Interesante también el tema de los melones: no se maduran en la mata ni a la de tres, pero los recoges, los dejas olvidados y ¡maravilla! se maduran a los pocos dias.
Hay Señor...
2 comentarios:
Hermoso calabacín !!!
Ya se lo comieron las cabras. Tenemos más pequeños para nuestro solaz y esparcimiento gastronómico. Ahora empiezan a madurar correctamente, sin secarse de las puntas.
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