(LA) ¡SAL DE LA TIERRA!

Noticia fresca (aunque pudiera ser perfectamente en salazón- pequeña broma) de esta mañanita que canta el rey David: los arroceros del Delta de l´Ebret piden indemnizaciones para superar este desastre que paso a detallar.
De todos es conocida la invasión lenta pero segura del caracol manzana en el río Hiberus. No pasaré ahora a discutir si me parece o no lógica -ya lo comenté en su momento: especies invasoras las llaman, pero cuando los árabes introdujeron ciertos cultivos o cuando se trajo de América del Sur el tomate parece que eso no pareció mal. La cuestión es que algún illuminatus, basándose en a saber qué bibliografía, recomendó, para acabar con el pertinaz gasterópodo babosil, que los agricultores inundasen los arrozares con agua salada. Benditos de Dios...desde tiempos carolingios, echar sal a la tierra de los enemigos era la manera de asegurar su esterilidad y que los vencidos tuvieran que abandonar sus campos por haberse transformado en yermos secanares...
La cosa está en que, claro, ahora en esos arrozares en donde al cocinero se le ha pasado la mano de sal no hay quien plante nada. Eriales acuáticos.
Yo recomiendo muy fervientemente a todo el mundo, de verdad os lo digo, que se instruya leyendo a los clásicos. Ellos sabían ya mucho, creedme. Podéis empezar con el De rustica de Marco Porcio Catón .Escrito por el 180 antes de Cristo. Es necesario, creedme.