Seguimos sacando partido de nuestro horno de leña, esta vez en tema repostero: hemos hecho esas cocas tan buenas que venden en las panaderías, antes a trozos según el hambre de cada cual, pero ahora enteras bajo amenaza de la tomas o la dejas al más puro estilo siciliano. Naturalmente, la dejamos y aprendemos cómo hacerlas para no ser chantajeados por el gremio del amasado y acabar en una cuneta cual juez de instrucción. La receta es muy laboriosa, eso sí:
mezclamos 100 gramos de masa madre con 500 gramos de harina de trigo, 300 gramos de agua y 10 de sal. La masa, muy húmeda, se deja reposar 10 minutos. Se añaden 20 gramos más de agua y se amasa de nuevo. Reposo de 10 minutos y añadido de 20 gramos de agua. Amasado. Ultimo reposo de 10 minutos, los últimos 20 gramos de agua y aquí se añade la levadura fresca. Amasar hasta conseguir una masa blanda pero elástica. Se añaden ahora 50 gramos de aceite y se amasa hasta que se incorpore. Se deja esta masa en un bol pintado de aceite, se tapa y se deja fermentar 2 horas, con dos amasados cada 40 minutos (pliegues dentro del bol).
Luego se saca la masa del bol, se divide en dos piezas dando forma de tubo y se tapan con un paño enharinado. Se dejan fermentar otra hora, pasada la cual se trasladan las dos cocas a la plancha de hornear, se pintan con aceite y se les marca con la mano haciendo rombos en diagonal. A hornear con buena temperatura una media hora. El toque maestro es espolvorear por encima con azúcar y caramelizarla después.
No hay comentarios:
Publicar un comentario