Mucho, pero mucho le está costando al Servei Meteorològic de Catalunya reconocer la situación de sequía que viven estas ínclitas tierras. De hecho, a fecha de ayer no publicaba nada al respecto en su web. Pero pronto lo hará, porque la situación es tan grave que ya los medios de comunicación lo están reflejando por presión popular: las imágenes de barranco secos, fuentes inertes, ríos que parecen escapes de agua y prados con el color de la sabana africana que publica la gente ya no se puede ocultar. Y los datos, además, son espeluznantes: estamos ante el tercer episodio de sequía más severo desde que existen registros.
Uno puede decir: bueno, ha habido dos peores; pero no. Porque en esas otras dos ocasiones, había un factor menos agresivo: los valores de temperatura eran significativamente menores. Y es que en estos momentos, además de secos, estamos atorrijados.
Tenemos a bien ilustrar esta entrada con una gráfica que pone los cabellos en erección. Se muestra la evolución de la anomalía de la temperatura mediana anual desde 1780 (!) en la ciudad de Barcelona. Obsérvese la tendencia apocalíptica.
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