martes, 16 de agosto de 2016

EL FIN DE LA GUARDIA PRETORIANA


Se ha muerto Troya, de manera fulminante y totalmente inesperada. Y hace un tiempo murió Boli, el caniche, a causa de un terrible accidente. Atrás quedan los tiempos de la Guardia Pretoriana, cuando junto con Kira, la preciosa madre de Troya, nos acompañaban a explorar estas tierras entonces incógnitas para nosotros. Aventuras, caminos, excursiones, descubrimientos y protección, a causa de la mala leche congénita que corría por las venas de las dos hembras, sangre de perro nórdico siberiano. Boli, el perro sabio por viejo que tomaba sus propias decisiones, era en cambio amable con los extraños, pero vigilante y valiente: no temía ni a petardos ni a rayos y truenos. Seguirán aquí con nosotros, claro,acompañándonos de otra manera, pero siempre juntos.

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