En la vida real no se admiten fallos o eres fagocitado inmediatamente por el sistema ameboide que constituye el marco -cada vez menos respetable- de nuestra teatralizada sociedad occidental. Pero a nuestros amigos de la clase política la vida les resulta maravillosa.
Nada mejor, cuando un interior necesita ser renovado, que airearlo. Mejor aún, hacer reformas y transformarlo en un exterior matizado. Tal es el caso del ex-ministro de Interior Jorge Fernández Díaz, que después de protagonizar actos tendentes a conseguir favores para su causa a través de métodos muy particulares y ser reprobado por el Congreso de los Diputados por ello, ahora va a pasar a ser presidente de la Comisión de Exteriores de la misma cámara. Dicen que se hace por tradición parlamentaria, que en roman paladino quiere decir enchufar al colega. A mi, sinceramente, esto me parece un cachondeo total ya.
No hay comentarios:
Publicar un comentario