En febrero del año 2012 llegamos a la mínima absoluta registrada en La Sisquella desde que tomamos registros: -9,2 grados. Esta vez, los medios de comunicación habían anunciado La Hecatombe Final en forma de ola de frío polar primero, pseudosiberiano después, augurando 12 días de temperaturas gélidas.
Por supuesto, esta apocalíptica previsión ha fallado, y el frío fuerte -afortunadamente para las personas sin hogar o sin recursos para calentarse- se ha reducido a dos noches, la peor de ellas con registro de -7,7 grados centígrados. Eso sí, los paisajes cotidianos se alteran: el agua congelada nos sorprende siempre por inusual a estas latitudes.
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