Han pasado los años, seis en concreto, desde que la fosa séptica recibe nuestros aportes residuales. Ha llegado el momento de intervenir y desatascarla. La operación no es especialmente agradable y requiere botas y guantes de goma, una carretilla, un azadón y una pala. El exceso de caca se transporta al montón de estiércol del corral con el que abonamos los olivos. Obsérvese el enorme tamaño que ha alcanzado el ágave azul de la izquierda. Se cierra el círculo arcano...
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