Hace frío y la mejor manera de calentarse es generando nuestro propio calor corporal. Esto se hace básicamente trajinando arriba y abajo; vamos, lo que viene a ser trabajando a la intemperie. Es tiempo de abonar el olivar. Con estiércol, por supuesto. Ahora es el momento.
Obsérvese también la cubierta vegetal que otorga a nuestro olivar el aspecto de praderilla. Tierra protegida por un manto vivo y verde. Seguimos.
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