Desde que el mundo es mundo y es habitado por seres humanos, tres conceptos copan el desarrollo en el marco geológico de una, de todas, de cualquier civilización: sexo, dinero, muerte.
Es la tríada.
Reunir en un solo individuo los tres exponentes en rango de preeminencia es signo del mayor éxito. Es lo que hacen los gobernantes.
Cualquiera de las combinaciones en díadas de los conceptos son status inferiores de poder: sexo-dinero, sexo-muerte, dinero-muerte. Podemos indentificar situaciones en las cuales se producen estas combinaciones: magnates añejos con parejas jovencísimas, médicos que ofertan tratamientos sin parangón para enfermedades mortales, prebendas para actitudes nefastas...
Así ha sido desde que el mundo es mundo. Y así será, por mucho que las religiones, la moral o la ética intenten disuadirnos.
Porque lo que pretenden, al fin y al cabo, es el aborregamiento general para que la tríada y las díadas prosperen.
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