domingo, 3 de febrero de 2019

EL FORAT DE LA DONZELLA

Quien tenga ojos, que vea. Pero si se mete en vereda al caer la noche, vive Dios que no verá gran cosa, como en nuestro caso. Aunque sí lo suficiente, con la ayuda de la linterna del móvil, para llegar, a trancas y bastantes barrancas, hasta el sancta sanctorum de Bot: el Forat de la Donzella.
Este - según se mire - descriptivo nombre es una onomatopeya de lo visual: la fuente mana de una roca con aspecto vaginal, lo que le confiere categoría mistérica de primer orden.



Quien tenga oidos, que oiga. Dicen que del agujero salen a veces rumores y sonidos sordos y vibratorios: nosotros no lo hemos podido comprobar porque el vendaval tiene voz propia, grito de hecho, que oculta los sonidos sutiles.


Habrá que volver.

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