lunes, 8 de julio de 2019

¿QUIÉN REBROTARÁ?

Los bosques mediterráneos saben que cada cierto tiempo se quemarán. Si no es Homo sapiens con sus gilipolleces, será un rayo; así ha sido desde tiempos inmemoriales. Así que tiene sus mecanismos de regeneración propios, a saber: el rebrote a partir de los individuos quemados y la germinación de semillas pirófilas (amantes del fuego).
En el primer caso, ¿quién rebrotará? Pues no se mueren las encinas, los robles, los madroños ni los lentiscos. Si quedan pinos con ramas verdes, por ahí seguirán viviendo. Pero si se les han quemado todas las acículas, no vivirán ya ni el pino blanco, ni el piñonero, ni ninguno a excepción del pino canario. Tampoco rebrotarán los romeros, ni las sabinas, ni las argelagas, ni las gatosas, ni las estepas; estas especies han seguido otra estrategia: sus semillas esperan durante años, como los piñones de las coníferas, que el fuego las abrase para liberarlas de su capa protectora y les permita así germinar en un suelo fertilizado por la ceniza. El tomillo sigue una estrategia mixta: si no se ha calcinado demasiado, rebrotará, pero ya ha dispersado antes sus semillas, por si acaso.
En el caso del bosque de La Ribera d'Ebre, el estrato arbóreo lo tiene crudo: los pinos blancos quemados ahí se quedarán, esperando que los piñones caídos se abran. Eso pasa por no dejar encinas, el árbol propio del ecosistema mediterráneo maduro. "Es que las encinas tardan tanto en crecer..."- alegan algunos. ¿Y para qué queréis que los árboles crezcan rápido, si luego ni los utilizáis ni los cuidáis, almas de cántaro?

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