viernes, 29 de mayo de 2020

NUNCA NADA FUE FÁCIL: LA ENSEÑANZA RURAL

Hasta el siglo XVI en el medio rural no había maestros para criaturas. Los varoncitos empezaban a trabajar en el campo sobre los 7 años de edad y las niñas con esos años entraban a servir en casas más ricas que las suyas. En aquellos tiempos remotos ningún payés sabía ni leer ni escribir, en especial las mujeres.  Los únicos que sabían "de letras" eran los médicos, los farmacéuticos y los mercaderes. Quien quería culturizarse debía recibir clases de sacerdotes o de estudiantes aventajados.
Los primeros maestros como tales fueron particulares que vivían gracias al llamado "dret de plega", compensación que les daban las familias que se preocupaban por la educación de sus hijos o podían pagar por ella. Se solía pagar en especies: cereales, vino, aceite, almendras o leña.
A mediados del siglo XIX en Catalunya empezaron a funcionar las escuelas públicas, primero dependiendo de los ayuntamientos y luego de carácter estatal. Aquí ya los poderes fácticos se habían dado cuenta de que la educación de los niños sería primordial para poder irlos aleccionando adecuadamente, de manera que se dividió el sistema educativo entre colegios confesionales basados en la religión católica y colegios laicos.

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