De manera providencial nos encontramos con un ciclista. Cuestionado sobre la localización de una roca erecta, nos dice que no tiene ni idea pero que sigamos por el camino de Cabacés, que es uno estrecho y en subida, a la derecha del principal.
Para mi sorpresa, compruebo que la montaña que tenemos enfrente es la que en una foto antigua se llama La Roca del Frare. ¡Sí! Y además, es una elevación que ya llamó nuestra atención por su forma cónica el día que hicimos la excursión desde La Palma a La Torre de l'Espanyol y que reseñamos de manera conveniente en su momento. Y si estamos en la Roca del Frare, Lo Flare no debería estar lejos...
Y no lo está. Nos espera allí, al lado del camino, marcando quién sabe qué, apuntando al cielo y con forma de Trono Pétreo. Me siento en él. Y respiro hondo. Encontrado.
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