El otro día paseando por el monte me llamó la atención un canto rodado que estaba en medio del sendero. Como iba de vuelta a casa y apurada, lo dejé allí. Pero me quedó una extraña sensación, como si la piedra me enviara un mensaje: "recógeme".
Así que al día siguiente volví a buscarla. Y era evidente que tenía que ser una réplica del ídolo de Puig Pelegrí.
Hecho.
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