viernes, 23 de febrero de 2024

Y YO, Y YO, Y YO...

 Una de las características que observo durante las sesiones de Mindfulness es que la gente explica sus males con sinceridad y fervor. Pero...

Ayer planteé el caso de un grupo de personas que en redes sociales expresaba todo su malestar y dolor respecto a su incapacidad de gestionar el pasado y sus miedos hacia el futuro. Uno de ellos preguntaba si los demás veían esta actitud correcta y comprensible, puesto que las redes sociales son un escaparate público. Para mi sorpresa, observé que las personas asistentes a la sesión de Mindfulness negaban que estas manifestaciones en redes fueran reales y sinceras. Me sorprendió. Es decir: no mostraron ninguna empatía con el dolor ajeno. Eso sí, ellas pueden expresar una y mil veces el mismo malestar y la incapacidad de gestionarlo aunque cuenten con herramientas. Es el yo y yo y yo...¡escuchadme a mí!

Es muy difícil conseguir que los occidentales abran el ser y la comprensión a otros de la manera como se entiende en Oriente. Quizás se deba -quizás no, seguro- a que se ha despojado al Mindfulness de su componente espiritual: a la ciencia occidental se le atraganta lo que no es mesurable y repetible. Para muchas cosas es necesario que así sea, pero para las cosas del ser se necesita abrir perspectivas y paisajes.

No hay comentarios: