Los alimentos aragoneses suelen tener un aspecto rústico, de fidelidad al producto. Así que temía yo que esta coca resultara algo reseca, al ser la base de pan y el adorno así como dejado a su albur, si la guardábamos de un día para otro.
¡Pues anda que no está buena! La hemos calentado al horno y ha resultado mullida, sabrosa y excelente en su sencillez.
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