Pues ha llegado hasta nuestro poder un ejemplar de alegría riojana; ha conseguido "escapar" de la "vigilancia" de los ortodoxos controladores de las Denominaciones de Origen Protegidas. Lo primero ha sido comprobar si aquella hipótesis lanzada hace algunas semanas es cierta: que las alegrías riojanas son coralets.
Iniciamos la comparativa friendo un ejemplar de coralet y la alegría, ambos en similar estado fisiológico, es decir, con unos 3 días después de ser recogidos de la mata. Se les aliña con unas gotas de vinagre y se comen.
El aspecto y la textura son idénticos. Pero...
El coralet no pica.
La alegría pica...pero pica ¡mucho! Y aporta un sabor diferente, más intenso, que la hace ideal para acompañar tortillas y otras viandas, como bien nos indica nuestro cocinero vasco.
Luego, las alegrías no son coralets. ¡Una nueva variedad pues para nuestra colección de pimientos!
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