En este país estamos muy dados a que intenten hacernos comulgar con ruedas de molino. Hace años que las leyes del "santo cava" determinaron dos cosas, a saber:
- que no se pueda encontrar champagne de manera fácil y accesible en los comercios de mayor tirada popular en el Reino de Catalònia.
- que el omnipresente cava debe ser seco, o sea, brut, porque el dulce es una mariconada de señoritas, clasebajista y choni. Vulgar, vamos.
Pues fíjense bien los marketinianos y demás alhajas del mundo publicista: de la oferta en vinos espumosos que ofrecía para estas fiestas un conocido supermercado, el que se ha agotado ha sido éste: un Moscato dulce de la Bodega Caldirola, con un 6% de alcohol y un contenido de azúcar tan alto que parece un néctar. Ahí -en las estanterías- quedaron secos, bruts y bruts natures variados.
Quizás sea conveniente ir revisando conceptos. No todo el mundo admite ser bruto por narices...
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