Entre las brumas y nieblas que nos envuelven desde hace semanas con apenas dos días de pausa se distinguen -como faros que nos guían en la láctea sustancia semisólida molecular- los higos chumbos maduros. Cómo han de verse estas resistentes criaturas, que en verano se desecan casi al límite y en invierno tienen que soportar el estar a temperatura de nevera durante 24 horas. De nuevo, como los madroños, son frutos de adorno que nos recuerdan que los estíos retornarán, y que el
efecto nevera pasará...
No hay comentarios:
Publicar un comentario