Seguimos un sendero que pronto se transforma en significativa calzada pedregosa en claro descenso. Llegamos a un valle: ahí está la fuente, alimentando a los antiguos lavaderos, con su pila central y los porches protegiendo a las lavanderas.
Ahora, sin presencia humana que les dé uso, los lavaderos se han convertido en un curioso ecosistema acuático poblado de peces, renacuajos y algas.
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