Todo monte cónico es susceptible de ser investigado. Ahí tenemos uno...
Ascendemos por la escarpada ladera. Llegar a la cima es algo dificultoso: los grandes bloques de piedra presentan profundas grietas que hay que sortear a la par que evitamos en lo posible pincharnos con los agrestes matojos.
En la orilla opuesta del barranco observamos un oscuro orificio, entrada sin duda a mundos subterráneos...
Y allá que vamos.
El acceso es complejo: la maraña vegetal ha ganado la partida. Pero entramos.
Una cueva-casa: dividida en varias estancias, conserva la chimenea y las puertas que las separan.
La Cova de la Rata.
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