jueves, 23 de diciembre de 2021

EL FLARE DE LA VALL



Hace mucho tiempo, los frailes del convento de la Fontcalda tuvieron que abandonar el lugar. Pero el más viejo de ellos lo hizo con una enorme pena en su corazón. A medida que iba avanzando, iba volviendo la vista atrás. Se quedó el último de la triste comitiva. 

Se detuvo y se volvió por última vez a contemplar su amado convento. Y tan grande fue su pena que quedó petrificado. Se transformó en roca para no tener que avanzar más. Y ahora es un conglomerado de 20 metros de altura en medio del valle.

Dicen que cuando llueve, las gotas de agua que resbalan por la piedra son las lágrimas del fraile... 

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