viernes, 29 de diciembre de 2023

PAISAJE. FIGURAS. ESPADA

 


Paisaje. No hay hierba; se ve la tierra arcillosa, de ese color de adobe seco. No llueve.

El bosque quemado enmarca el horizonte del oeste. Nada se regenera en esta amalgama de rocas desnudas dejadas a la mano de dios, o del diablo, que para el caso es lo mismo.

Más cerca, a mi lado, los cadáveres que deja atrás la plaga importada por vete tú a saber quién arropado por las leyes del comercio internacional.

El único rastro de agua es la escarcha que se materializa después de la noche heladora. Pero se va rápido. A veces hay niebla y entonces puedes imaginar y crear otros mundos.

Los olivos esperan otro tiempo mejor y sueñan dormidos. No hay olivas. 

No hay nada que hacer. Textual.

Figuras. La gente se ha vuelto áspera, con el alma seca. Algunos espían en esquinas, otros se entretienen gritando al prójimo. Acatan y aceptan, bajan la cabeza, pero por detrás buscan el apoyo de la espada. Gente sumisa a la que, tarde o temprano, quitarán el agua, porque al final aceptarán, como aceptaron las centrales nucleares y las petroquímicas porque si no, no hay qué comer. Porque son muchos siglos de servir a pequeños señores feudales y al final eso se mete en la sangre y se respira y se hace gen y secuencia y carácter.

Y la espada está en alto. Siempre lo ha estado. Y lo estará. 

https://buscandomontsalvatge.blogspot.com/2011/10/monte-perdido.html?m=0

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