lunes, 11 de marzo de 2024

EL PUEBLO ENCANTADO

 


Hace mucho viento y poca cosa se puede hacer en el exterior. Todo el fin de semana ha llovido, incluso con truenos. Estamos en tiempos propicios para contar historias al lado del fuego.

Esto que os voy a explicar es verdad. Me pasó la primavera pasada.

Me fui a dar una buena caminata con Kira por les Gorraptes. Primero bajamos al valle del Nilín y después ascendí por el camino hacia la casa de los Templarios. En ese punto hay una encrucijada y puedes elegir sendero.

Escogí el camino de más pendiente. El paisaje, primero algo amable gracias a la compañía de unos árboles gigantes, se tornó escarpado. Ningún ser humano triscaba por allí. Sólo estábamos Kira y yo.

Seguimos ascendiendo. Se llega a un mas grande muy derruido y entonces el camino se vuelve bravo. Cuesta subir. Pero a lo lejos se ve un paisaje verde. Y sí: al rato llegamos a una hermosa finca de olivos. 

El camino se vuelve llano allí. Aparecieron insectos que me seguían. La verdad es que nunca había llegado tan lejos siguiendo ese sendero y una punzada de inquietud hizo que recordara que tengo estómago y que protestaba intranquilo. 

Había que serenarse: estaba lejos de casa y lejos de todo. No era momento para chungos. Pero como me acompañaba Kira, la perra aventurera, no me sentía sola. 

Y entonces miré a las colinas a mi derecha. Cierto es que no llevaba mis gafas de ver de lejos, pero pude ver cómo se recortaba en el cielo, a contraluz, la silueta de un pueblo. El campanario, los tejados de las casas...

Me detuve. Me froté los ojos: no, no podía ser, allí no había habido nunca ningún pueblo. Mis ojos a buen seguro me estaban jugando una mala pasada...

Seguí caminando mirando de reojo a la silueta fantasmal hasta que una curva del camino la apartó de mi vista. 

Volvimos a casa por otro camino. No he vuelto a pasar más por allí. Debería hacerlo: pero no quiero deshacer el encanto. Porque seguro que era un pueblo encantado. Y sé en lo más hondo de mi corazón que si un día quisiera llegar a él, me acogería. Y desaparecería de este mundo.

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