La iglesia de la Asunción protege la plaza y nos sirve de refugio, pues bien pensada estuvo la entradilla que acoge peregrinajes varios. Una cruz curiosa preside el lugar, con un Jesús algo bailongo por jotillas que parece prever las bondades de su celeste destino.
Exposición hay sobre el uso de la piedra seca en la construcción en todas sus utilidades. Con piedra y mano y sudor se construyeron las perdurables maravillas de estas tierras misteriosas que siempre crecieron al abrigo de alguna peña señalada, como comprobaremos en nuestro próximo destino.





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