Supongo que casi todo el mundo ha recibido en su casa
La Atalaya, esos librillos tan bellamente ilustrados donde los Testigos de Jehová nos dicen que el mundo llegará a ser un Paraíso donde hombres y bestias pacerán juntos en hermosos parajes.
El Señor es mi pastor, nada he de temer. Nosotros, algo más modestos, no somos Jehová, Dios nos perdone, pero nos acercamos lo más que podemos dentro de nuestras humanas limitaciones a ese lugar tan bello. Ojalá existiera. De momento me temo que deberemos conformarnos, como la niña que reza la oración bíblica al principio de
El jinete pálido, con la presencia, cuanto menos tranquilizante, de
El Predicador Clint Eastwood.
2 comentarios:
Me gusta de La Atalaya que todos son jóvenes, blancos, guapos y sonrientes. Lo que no dicen en esa organización piramidal es que sólo se van a librar 144.000 humanos y el resto palmaremos. Y los proselitistas estos queriéndonos enseñar la luz, cuando va en detrimento de su salvación. ¿Suspendían matemáticas?
Seguid con los animales, que son menos cazurros.
¿Seguro que últimamente no aparecían negros en las ilustraciones? E hinduses. Indios americanos no recuerdo haber visto. En todo caso nos quedamos con la salvación más real del Colt de Clint.
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