Nada, que no llueve ni queriendo. Y antes de que la tierra se cuartee y adquiera el aspecto del desierto de Kazajistán, optamos por usar una cobertera de paja. Estas pajillas son gramíneas secas que se cortaron para despejar un senderillo hacia el riachuelo de la Vall Major. Han quedado amojamadas y ahora rinden servicio colocadas rodeando a las plantas, en este caso una tomatera. Hay que hacerlo con todas las plantas del huerto. La segunda función de la cobertera es intentar ralentizar el crecimiento de malas hierbas, que en esta tierra adquieren la forma de unos pinchos rabiosos inmensos que son un coñazo, amén de una grama pertinaz de lo más incordiante. Más trabajo...
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