Pues seguimos recogiendo los frutos de nuestro ímprobo trabajo, esta vez en forma de las primeras judías verdes. Son las de Cájol, las ainsanas, las aragonesas judías que se han adaptado a la perfección a estos solanajes. Están riquísimas. Eso se demuestra porque casi no me acuerdo de que hay que sacar foto y mi plato está casi vacío. Y en segundo plano salen las primeras cebollas, con su compañía de olivas. Y como magnífico acompañamiento, una salsa mayonesa elaborada con huevos y aceite sisquellano. ¡Esto es una maravilla! Y si estas cuatro gotas mal contadas que no están llegando ni al litrico por metro cuadrado fueran a más esta tarde, ya sería la repera.
Estos frutos del huerto de Mikel valen su peso en oro.
2 comentarios:
Por aquí ya les hemos metido el diente a los primeros calabacines. Mmm.
Ahora vamos a ver cómo andan los nuestros. Hay tres pequeños en cada mata
y tres matas.
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